Thursday, December 04, 2008

El superior del convento hizo esta traslación el 24 de setiembre de 1651. En procesión fue a tomar la santa imagen, precedido de toso sus religiosos que llevaban un cirio en la mano. Cantaban las letanías de la Virgen y las lágrimas que derramaban daban a conocer la devoción que los animaba. Besaron con respeto los pies de la estatua milagrosa antes de colocarla en el lugar que le habían destinado.
Los fieles seguían viniendo a rezar a la reina de la Paz en la iglesia de los Capuchinos, y los nuevos prodigios manifestaron la compasiva bondad de María hacia los que la invocan con fervor…
Tantos prodigios aumentaban la devoción a Nuestra Señora de la Paz. La capilla donde había sido transferida, se hizo demasiado pequeña por la multitud de los que venían a visitarla, sobre todo en ciertas épocas del año. La Sra. de Guise, hija del duque de Joyeuse tuvo el deseo de hacer construir en la misma iglesia de los Capuchinos una capilla mucho más grande: pero murió sin haber tenido el tiempo de ejecutar su proyecto. La Srta. De Guise, que había heredado de sus ancestros una tierna devoción hacia la mas augusta de las Vírgenes, ordenó, por su testamento, la construcción de esta capilla. Se pusieron inmediatamente a la obra y cuando fue terminada, llevaron allí la santa imagen.
Esta traslación se hizo el 9 de julio con la mayor solemnidad. El nuncio del Papa fue invitado a hacer la ceremonia a la cual asistió toda la corte. El nuncio, después de haber celebrado la santa misa, trasladó la santa imagen a la nueva capilla que le había sido destinada. El rey, la reina y el duque de Anjou la acompañaron. El soberano pontífice dio a perpetuidad una indulgencia plenaria a todos los que visitarían esta capilla el 9 de julio, día en se fijó la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de la Paz. Su Santidad ordenó que este mismo día se cante el oficio de la Inmaculada Concepción.
En 1658, Luis XIV cayó peligrosamente enfermo en Calais. Las personas mas recomendables de la corte dirigieron súplicas a María para obtener la curación del joven monarca. La duquesa de Vendôme y la marquesa de Seneccy hicieron una novena a esa intención delante de la imagen de Nuestra Señora de la Paz. El 9 de julio se supo que el Rey estaba fuera de peligro. Nadie dudó de la curación por el intermedio de la Santísima Virgen. Cuando Luis XIV volvió a París el 14 de agosto siguiente, el 15 fue a la iglesia de los Capuchinos a dar gracias a la Madre de Dios. Para dejar a la posteridad un recuerdo duradero de este favor, la Reina hizo colocar en la capilla de Nuestra Señora de la Paz, un cuadro que representa la recuperación de la salud del rey obtenida por la intercesión de la Reina de los santos.

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